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La autenticidad es un pilar fundamental en la Terapia Gestalt. De hecho, Fritz Perls, creador de esta terapia, la llamaba la terapia de la autenticidad. Una de las principales aportaciones de la Terapia Gestalt, es la de ayudarnos a vivir desde una actitud presente, a vivir desde la sensación real de ser nosotros/as mismo/as, con todo lo que somos, con nuestras dificultades, nuestros recursos y todo nuestro potencial. Para ello, nos invita a recuperar esa relación intima y genuina que hemos perdido con nosotros/as mismo/as.

¿Y cómo se pierde la relación con uno/a mismo/a?

En el transcurso de nuestra niñez, todos hemos recibido mensajes implícitos o explícitos, de nuestro entorno (padres, profesores, etc.)…de cómo tendríamos que ser y de cómo no podríamos ser para ser aceptados y queridos. Y así, hemos ido adoptando una manera de ser (y de no ser), en un intento de defender nuestra pertenencia y nuestro bienestar. Seleccionando los atributos que parecen adecuados y a la vez, rechazando y sepultando los que no parecen aceptados, en un lugar oculto de nosotros mismos, a la vez que nos vamos identificando con lo que sí nos asegura la pertenencia, el ser queridos.

Así se da la escisión con nosotros mismos y el mantra “así soy yo” se va grabando a tal punto de que me creo que así soy porque así tengo que ser, para que me quieran, para no sentirme rechazado/a. Y así, vamos olvidando una parte de nosotros mismos, todo por pertenecer, todo por amor.

Así, la estrategia se va dibujando y empieza el conflicto interno, una guerra oculta entre diferentes partes de nosotros mismos y que no nos permite vivir en armonía y de forma autentica. El precio de esta escisión al dejar de ser quién soy, y la posterior búsqueda incansable de ser lo que no soy, son los sentimientos de malestar y sufrimiento en forma de conflicto con uno mismo/a, con los demás y con la vida misma, implicando una degradación de nuestra vida emocional y de la calidad de nuestra motivación intrínseca.

Muchas veces, los síntomas de ansiedad y depresión que aparentemente surgen sin causas definidas son el resultado de peleas internas inconscientes. Estos conflictos internos, no hacen más que romper nuestra armonía interna y que obviamente se traslada al mundo exterior.

En medio de esta guerra, nuestro Yo Real, pugna por salir, pero tiene tan poco protagonismo en esta guerra interna, que muchas veces no puede manifestarse más que en formas que están en contra de nuestro bienestar: crisis vitales, bloqueos emocionales, somatizaciones, confusión, incoherencias, falta de sentido, sensación de vacío, etc.

A menudo, en las sesiones de terapia, observo cómo a través de una crisis vital, nos podemos despertar ante una realidad que nos devuelve una imagen que no encaja con esta personalidad adoptada, con la idea que tenemos de nuestro “yo”.

¿Qué me he contado a mí mismo/a sobre mí?… ¿Cómo es mi escudo de defensa ante la vida? ¿Cómo es que he pasado parte de mi vida poniendo mi potencial en función de defensa, al servicio de no ser lo que soy?… El potencial vital y creativo en manos del NO SER…

¿Y cómo lo hacemos? Desde un sistema de mecanismos automáticos bastante eficiente (y neurótico) que cuida de vigilar y regular la salida de contenidos inconscientes en el consciente o en el exterior. Estos mecanismos son el resultado de todo lo que hemos ido inhibiendo y que con el tiempo se han convertido en automáticos e inconscientes.

Según Claudio Naranjo, en este estado de cosas, pues, la vida deja de estar guiada por el instinto, sino por la persistencia de una estrategia de adaptación temprana (un aprendizaje por coacción) que compite con el instinto e interfiere en la sabiduría organísmica en el sentido más amplio de la expresión.

Durante el proceso terapéutico, estas verdades ocultas, como por ejemplo que no soy tan invulnerable, o tan independiente, o tan fuerte, o tan…o tan… , nos van mostrando nuestra dificultad real para ser lo que verdaderamente somos.

Y aquí, el espacio terapéutico, junto con la voluntad y responsabilidad de querer entrar ahí, nos puede abrir la puerta para rescatar, transitar, expresar y actualizar emociones, creencias y actitudes que nos tienen atascados en un estado muy reducido de nuestro potencial ya que parte de este potencial de vida está en manos de controlar/evitar la parte de nuestro SER que está prohibida.

Y así, nos vamos encontrando con nuestras ideas locas, contradicciones, autoengaños e incongruencias.

¿Cómo puedo ser quien soy si no sé cómo soy?

¿Cómo puedo saber cómo soy si quiero ser lo que no soy?

¿Cómo puedo ser lo que no soy si siempre seré quien soy?

En cada proceso terapéutico, me parece fundamental la experiencia de volver a experimentar la autenticidad con la que vivíamos antes de caer en el autoengaño y rescatar estas partes que hemos ido sepultando en un lugar interno ajeno a nosotros/as. Y desde esa experiencia y toma de conciencia del precio que pagamos por no ser uno mismo, poder actualizar nuestro sistema de creencias, emociones y actitudes para una vida con más sentido, satisfacción y plenitud.

En las sesiones de terapia Gestalt, la toma de conciencia y la vivencia de expresar lo reprimido ante un testigo (terapeuta) que no juzga ni interpreta sino que acompaña, y en un espacio contenido y de confianza, es lo que nos permite actualizarnos de forma integrada: cognición, emoción y acción entran en el engranaje necesario para vivir con más sentido.

Me parece igualmente importante en mi labor, tener en cuenta mi propio proceso y mantener un estado presente y atento para poder acompañar y apoyar, también desde lo más autentico en mí. Es desde ese lugar interno y con mi formación y experiencia en el ámbito terapéutico, que acompaño a la persona en su transición desde el yo idealizado al yo real. Esta integración me ayuda a facilitar el encuentro de la persona con lo que genuinamente quiere, siente y necesita, desde una consciencia más amplia, que incluye sus dificultades y recursos, en definitiva, todo su potencial real.

La Terapia Gestalt nos ayuda a encontrarnos con esta estrategia de adaptación que ya no nos sirve, y a comprender el contexto en que se produjo. Nos ayuda a encontrarnos con nuestros condicionamientos cognitivos, emocionales y comportamentales, y cómo se relacionan entre ellos. Y es desde esta comprensión, que podemos liberarnos de los resultados de este aprendizaje antinatural y automático y responsabilizarnos de nuestro “yo” real, total, genuino.

Te invito y te acompaño en esta búsqueda vital, a rescatar tu naturaleza. En definitiva, a ser quién eres de verdad y a encontrarte con tu esencia genuina y con la armonía y libertad de SER tu mismo/a.

Daniela de Castro

Terapeuta Gestalt y Psicocorporal
www.danieladecastro.es